El gigante de Corea del Sur, alista un plan de contingencia sobre el impacto desfavorable que generó la retirada de más de 2.5 millones de sus dispositivos repartidos por todo el mundo, de los cuales un millón llegaron a manos de los consumidores.

El 2 de septiembre Samsung anunció el retiro de su celular Note 7, por causa de fallos con su batería, ya que alrededor de unas 35 unidades, comenzaron a recalentarse hasta explotar. Debido a esto la compañía decidió reembolsar a los consumidores afectados y suspender las ventas del equipo electrónico.

Esta situación es desfavorable para la empresa, ya que ocurrió una semana después de su  lanzamiento y unos días  antes de la presentación del iPhone 7, la nueva máquina digital de su competencia.

El presidente de Samsung Electronics America manifestó en un comunicado  “Estamos animando a los clientes a cambiar su Note 7 aprovechando las ventajas de nuestro programa de intercambio del producto. La seguridad y la satisfacción de nuestros clientes es la mayor prioridad de Samsung”.

La organización sudcoreana ha tomado las medidas pertinentes para contrarrestar este histórico suceso. Pero la problemática está en cómo afectará sus ventas cuando inicie el lanzamiento y la distribución de un nuevo dispositivo.

No cabe duda que Samsung tendrá que implementar una estrategia que favorezca su imagen, ya que con este acontecimiento los consumidores la asociaran con batería que se recalientan y explotan. Según el diario “el economista”, Se estima que la retirada le costará más de 1.000 millones de dólares.

El resultado de estos esfuerzos acerca del lanzamiento del programa de  intercambio se conocerá en unos meses, esperando que tenga éxito no solo para su prestigio si no para la seguridad de sus usuarios.